lunes, 9 de noviembre de 2009

Atuneros y mercenarios


Desde aproximadamente el final de la guerra de Vietnam se ha caminado hacia la privatización de la fuerza de uso público. Cárceles, policías privadas, agencias de seguridad, fuerzas militares y paramilitares. A caballo de un cierto rechazo, muy bien visto en general, muy progresista, hacia los militares, los ejércitos y las guerras, ha ido desapareciendo el servicio militar obligatorio y los ejércitos nacionales se llenan con contratados. En algunos casos, como en España, son muy bienvenidos los sudamericanos que se enrolan, porque hablan castellano y porque aceptan puestos y sueldos que los españoles no quieren ocupar.
Evidentemente soy un hombre conservador y de derecha porque sigo pensando que uno no debería renunciar a formarse para defender su tierra, su familia, sus amigos. Los ejércitos, cuando más mercenarios, perdón "profesionales", para mí peor.
Pero no es de eso que quiero hablar. Quiero hablar de los atuneros españoles que pescan en aguas de Somalia.
Para que no los copen los piratas ahora van a llevar pelotones de guardias de seguridad armados con fusiles de asalto. Se supone que estos tipos van a disuadir a los piratas, que tienen más o menos el mismo armamento. Pero los piratas no están para chistes. ¿Qué va a suceder cuando los seguratas –ex militares en su mayoría- hagan pelota algunos piratas? ¿Cuánto tardarán estos en aparecer con RPG7, o con misiles para infantería procedentes del mercado negro? ¿Tardarán mucho en mandar a pique un atunero por resistirse? ¿Hasta dónde ascenderá esa minicarrera armamentista? ¿Cuánto tardarán las aseguradoras en decidir que un pescador que se mete en esos fragotes de guerra no puede tener un seguro común?
No sé. Creo que los atuneros y los gobiernos que permiten el crecimiento de los mercenarios van a pescar algo demasiado grande. A Roma, la antigua, cuando se le dio por liberar a sus ciudadanos del peso de la milicia y tener mercenarios, el tiro le dio en el culo.

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