Si alguien estaba esperando un heredero de Osvaldo Soriano, ya lo tiene: Carlos Salem. Acabo de terminar su última novela "Pero sigo siendo el rey" y puedo afirmar lo anterior. El tipo delira como en "A sus plantas rendido un león", me enternece como "No habrá más penas ni olvidos" y no quiero seguir con las comparaciones. Creo que hoy -quien sabe mañana lo que le depara el destino- es uno de los escritores argentinos que hay que leer.
Es cierto, don... con ese pañuelo negro de pirata en la cabeza, no se ve muy tanguero, y usted porque no lo conoce de cerca. Empastillado para la ansiedad el tipo no baja de los mil por hora. Eso sí, es más bueno que la leche, que es una mala comparación porque la leche es una porquería, y los pibes se le agarran como si fuera de dulce de batata.
Otro sí: el libro prometido al tiopepa no está en camino por razones como siempre, boludas. Pero, si no va por correo con "Pero sigo siendo el rey", en una de esas los entrega el pirata, en mano.