viernes, 6 de marzo de 2009

Extrañamientos


Me di una vuelta por una redacción amiga. Un redactor gana mil pesos, o sea que es, como allá, un "milpesista"y no le alcanza para un rabanito. Eso si, los alquileres están un poco más bajos.
Y la ciudad ayuda a mantenerse en estado, especialmente los tobillos. Entre los perros que cagan en la calle y las veredas rotas, uno se vuelve un atleta de finos tobillos, como decían de Aquiles, el del agujerito en la media.
Es curioso. Buenos Aires me parece deshabitada.
Será porque me acostumbré a la cantidad de gente que deambula por Barcelona. Supongo que extraño la multitud de filipinos que me rodean a diario.
¡Quien me diría que terminaría extrañando a los filipinos!

miércoles, 4 de marzo de 2009

Ponga un argentino


Cuento: como la primera noche me llevaron a comer arroz con bichos, arrepentidos, ayer le entramos a una parrillada. ¿La verdad? Me la comí por fervor patriótico: era de cartón piedra. A esta altura sólo puedo confiar en la mano telúrica de mi hermano, que ya hace flexiones de dedos para el asado del fin de semana.
Si eso me falla… sólo me queda hacerme apátrida.


Veo: Todos tenemos el derecho de sentirnos jodidos como los mejores. Eso es claramente apreciable en Argentina. Muchos juran y perjuran que la crisis mundial los ha tocado de cerca, como a todo el Primer Mundo. Tienen derecho, claro… si llueve yo quiero que mi lluvia sea tan grande como la mejor; sólo que… acá la crisis mundial apenas se nota. No hay más desocupación. No hay menos movimiento comercial. Y llama la atención que el New York Times diga que deberían importar argentinos, “porque solucionaron muy bien su crisis”.
(Eso me hace acordar una afirmación de Ella: toda mujer debería poner alguna vez un argentino en su vida.)
Hay algo cierto: el nivel de endeudamiento personal de los argentinos es muy bajo, ridículo comparado con el de los españoles, por ejemplo. La etapa de endeudamientos suicidas precedió al corralito y se fue con él a la mierda.
Lástima, con las ganas de ser Primer Mundo de los argentinos y no enterarse de la crisis. Eso les pasa por tercermundistas.

martes, 3 de marzo de 2009

Correr a favor del sol

9,30 Hora de Barcelona. IBERIA. Cielo gris de lunes y ganas de primavera.
Empiezo la carrera con sol a favor, estirando el día.
11,45 (HdB)Ocupo el 44H, pasillo. Primer paso de adaptación, hay varios "gordos argentinos". Son inconfundibles con sus ropas inverosímiles y sus panzas de preñadas de 24 meses. Lo veo en sus ojos: los gordos argentinos se odian.
El "chamuyo" impera en el avión.
15 (HdB)Comida de plástico -esto me pasa por ser pobre y no viajar con cocinero propio- y peli de plástico. Nicole Kidman y el flaco lobison de las puas en los puños. Culebrón para llorar todo el rato hibridado con una de vaqueros, autralianos, claro.
LEO.... LEO.... LEO.... cruzando la mar océano a favor del sol. Nunca llegará la noche.
21,30 (HdB) Miro por la ventanilla y veo que comienza a atardecer sobre la selva amazónica. Lindo lugar para darnos una piña. Calculo que si cuando llegue pego la vuelta podría ver el amanecer sobre el amazonas.
Qué raro, los únicos indios que veo van en el avión.
24,30 (HdB) Cena tardía o temprana, a saber. Una ensalada misteriosa. Sopongo que es lo que dejó la hormiga argentina. La gente, todo el viaje comiendo lo que sea. Si está incluido en el pasaje, no quieren desperdiciar. La hormiga argentina.
Me mando un vino para festejar que hay vinos mejores.
1,30 (HdB)del día siguiente, o sea martes, pero que en Buenos Aires es día anterior, o sea lunes, 21,30. El avión aterriza y la gente aplaude. Le dan gracias al piloto de que no nos haya matado. Creía que era su trabajo.
Calor para regalar.
2,30 de la madrugada hora de Barcelona. Con M y M buscamos un sitio donde cenar y lo logramos: arroz con camarones y tiritas, dicen que, de centolla.
Seguiremos informando.