lunes, 14 de julio de 2008

La ópera del Flecha


“Esta noche, la secretaría de Cultura local pondrá sobre el escenario del Coliseo Podestá La era de las cavernas. Se trata, nada más y nada menos, que la ópera rock compuesta por el cantante Héctor Vilche e interpretada por su banda: los Viejos Sucios y Feos -junto a varios invitados especiales-. La obra repasa, en un solo acto, los acontecimientos de la última dictadura militar: censura, desapariciones, Madres y Abuelas, complicidades, exilios, supervivencia, resistencia, Malvinas y el regreso de la democracia. Todo, desde las 21, en el teatro de 10 entre 46 y 47. La entrada, un alimento no perecedero para los comedores comunitarios.”
Parece un aviso más, pero fue apenas el cierre –transitorio- de una historia que pudo ser fea y no lo es.
“Flechita” Vilche era el más pibe de los presos políticos de Argentina, tan joven que todavía hacía como que se afeitaba. Se comió lo amargo como el mejor, una larga, muy larga pila de años, y luego siguió remando, ya con el pelo como le daba la gana y el rock atado a las manos.
Días atrás invitaba a los compañeros –no existe la categoría de ex compañero- al estreno de su ópera rock, y recordaba que, cuando estaba en la cárcel de La Plata, cantaba sin permiso. Cantaba en la celda y “Culito de goma”, un hijo de puta con carnet y uniforme de carcelero, irrumpía en el pabellón tratando de cazar al cantor. Nunca pudo identificarlo.
Tampoco pudieron los que llegaron después, por eso hoy Flecha –ya creció para no llamarlo Flechita- se da el gusto de cantar a teatro lleno, con un montón de ex presos haciéndole pata, mientras el recordado “Culito de goma” está en la cárcel por crímenes de lesa humanidad, que cometió cuando era parte de los verdugos que perseguían cantores.
Lo pongo con foto porque no es un héroe, no lo recibirá el presidente de Francia, ni le besará el ruedo a la Virgen de la Perinola. Lo pongo porque luego del estreno de La era de las cavernas, se emociona agradeciendo el cariño con que lo acompañaron y recuerda que:
Las Madres vinieron al camarín a saludarme y Nora Cortiñas me dijo: "los 30.000 desaparecidos están presentes y vivos en tu música", fueron los mejores premios. Me he reconciliado con la vida.

domingo, 13 de julio de 2008

Ya me tiene podrido


Francamente, tengo los huevos llenos de la Ingrid Betancourt. Más, he encendido una vela para que los de la FARC, por quienes tengo poca simpatía, se la lleven otra vez a pasear por la manigua.
La progresía izquierdoderechista –la progresía no es una posición ideológica, sino un estado de ánimo que abarca todo el espectro político- la ha canonizado como la santa que toca hoy por hoy. En algún momento, paralelo al descubrimiento del Buitre que Acechaba Moribundos, se entronizó a la llamada Lady Diana, una rubia británica que daba muy buena imagen rodeada de negros pobres.
Para mala suerte del tonticlub se murió la mártir británica –cualquiera que tenga que tratar de cerca con la realeza, británica o no, merece ser canonizado, o fusilado- y solo nos quedó el Buitre que Acechaba Moribundos, que tampoco duró mucho: Teresa de Calcuta.
Por suerte, ahora hay recambio: la Betancourt.
Se encontró con todos, con sus zapatitos de monja y su cara de viuda de Borges, y a todos les hizo el juego. Tanto que se disputaron el favor de hacerse fotos con ella.
Con Rodríguez Zapatero repitió su juramento de amor a todos: "España es mi familia".
Y el presidente de gobierno español, don Rodríguez Zapatero, le correspondió regalándole “El libro de la vida” de Santa Teresa, que no es la de Calcuta, pero la intención igual vale.
Para acompañar este obsequio, Zapatero entregó también a Betancourt una camiseta de la selección española de fútbol, ganadora de la última Eurocopa.
¿Quiso decirle que deje de "hacerle la pelota" a todos? ¿Qué es maestra en el arte de tirar la pelota afuera de la cancha?
Nada de eso. Zapatero es honesto. Admira a la Betancourt. Zapatero prefiere no recordar que en Colombia las carreras políticas se pactan con los narcos, que se sientan a la diestra de Dios. Zapatero es honesto o se hace el tonto. Usted elige.