Horacio Elena es de La Plata. Horacio Elena vive en Sitges, no muy lejos de Barcelona. Horacio Elena es un buen tipo. Todos datos accidentales, pero aparentemente necesarios para construir una mini biografía.
Accidentales porque nacer allí, vivir aquí o ser un buen tipo, inciden poco en la calidad de la obra de un creador. Si los creadores hubieran tenido que ser, siempre, buenos tipos, la humanidad tendría muchas, muchísimas menos obras de arte. Así que a lo que cuenta: la obra.
Para los que saben de qué hablo, diré que por los ´60 Horacio era parte del “Grupo Si”, una banda de artistas plásticos de las que se repiten pocas veces. Después, porque la vida es cambio, llegó la diáspora, y el tipo, con sus inquietudes a cuestas, se largó a patear caminos de Latinoamérica, hasta que aterrizó en España; y aquí se quedó.
Cuando lo conocí, en el ´99, parecía renegado de los pinceles “grandes”, y entregado a la ilustración de libros, relatos para niños y portadas. Pero entonces algo en el fondo le hizo “click”, y volvió al ruedo con una serie sobre desaparecidos, madres y dolores profundos. La distancia no nos hace inmunes a la barbarie, y la carne propia puede estar del otro lado del océano.
Luego, el florecimiento, con una madurez expresiva que conmueve hasta el fondo.
Me llena de admiración el retorno del guerrero, y me llena de angustia pensar que tanto talento podría haber quedado escondido en algún oscuro pliegue del alma.
Como las obras se miran, se ven, se observan, se deja que nos penetren, le pedí permiso a Horacio para que se sumen nuevos ojos. Si pinchan en este link accederán a una generosa retrospectiva, un mini reportaje, y al testimonio de su paso reciente por Argentina. No es para perdérselo.
http://www.horacio-elena.com/paintings/index.html
Accidentales porque nacer allí, vivir aquí o ser un buen tipo, inciden poco en la calidad de la obra de un creador. Si los creadores hubieran tenido que ser, siempre, buenos tipos, la humanidad tendría muchas, muchísimas menos obras de arte. Así que a lo que cuenta: la obra.
Para los que saben de qué hablo, diré que por los ´60 Horacio era parte del “Grupo Si”, una banda de artistas plásticos de las que se repiten pocas veces. Después, porque la vida es cambio, llegó la diáspora, y el tipo, con sus inquietudes a cuestas, se largó a patear caminos de Latinoamérica, hasta que aterrizó en España; y aquí se quedó.
Cuando lo conocí, en el ´99, parecía renegado de los pinceles “grandes”, y entregado a la ilustración de libros, relatos para niños y portadas. Pero entonces algo en el fondo le hizo “click”, y volvió al ruedo con una serie sobre desaparecidos, madres y dolores profundos. La distancia no nos hace inmunes a la barbarie, y la carne propia puede estar del otro lado del océano.
Luego, el florecimiento, con una madurez expresiva que conmueve hasta el fondo.
Me llena de admiración el retorno del guerrero, y me llena de angustia pensar que tanto talento podría haber quedado escondido en algún oscuro pliegue del alma.
Como las obras se miran, se ven, se observan, se deja que nos penetren, le pedí permiso a Horacio para que se sumen nuevos ojos. Si pinchan en este link accederán a una generosa retrospectiva, un mini reportaje, y al testimonio de su paso reciente por Argentina. No es para perdérselo.
http://www.horacio-elena.com/paintings/index.html