Cuando no tengo un buen día es porque arranco con sensación de pérdida, irreparable. Entonces, cuando me acuerdo de las buenas y viejas costumbres, acudo a los Sonetos Medicinales del viejo "Almafuerte". Una buena dosis de obstinación aznal aprovecha y sienta bien. Este es el primero de los sonetos.
¡AVANTI!
Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!