Por estos días, cuando España comienza a hervir a fuego lento, con algunas movilizaciones, recordé una foto que colgué en este blog hace un par de años. La tomaron cuando en Argentina se produjo el enfrentamiento entre el gobierno y “el campo”. (Con comillas para definir ese frente que juntó a agricultores chicos y grandes terratenientes)
Como la “cacerolada” ya se ha hecho universal, los del campo hicieron una en la Plaza de Mayo. Allí se sumaron los de buena voluntad y los dueños de la tierra. Tal vez la señora de la foto cabe en las dos categorías, su sirvienta no sé.
En todo caso la recuerdo hoy como un aporte a las luchas reivindicativas de España. Porque todos sabemos que los indignados a mucha gente no le caen bien, tal vez porque a veces parecen jipis u ocupas, con sus carpitas sin baño privado en cualquier plaza. La foto demuestra que se puede ser fino, educado y pijo, al mismo tiempo que muy combativo.
Señoras mías, una reflexión: La clave es la vestimenta. Que quede bien claro quién es quién. Hay que mantener el estilo aunque vengan degollando.
martes, 4 de octubre de 2011
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