viernes, 26 de marzo de 2010

Ni el halal te salva


Hoy al mediodía hice hamburguesas, porque la reina del bulín dijo ¡Ahhhh...! Me muero por unas hamburguesas de las tuyas. Agarré la calle y trajiné varios comercios de pakistaníes y bengalíes (Que ahora que la Bengala de Sandokán se llama Bangladesh, no tengo idea de cómo se llaman) en busca de los ingredientes de base. Con Txiqui eramos tres a comer, pero Lula, que para las hamburguesas es una fiera, se enteró, cazó el teléfono y pidió minuto de descuento para llegar a tiempo.
Para cuatro me pareció bien un kilo de picada halal, o sea de bichos carneados según el rito musulmán, que eso no le agrega sabor pero, tal vez, quién sabe, en una de esas, nos ganamos un par de huríes al final del camino. Picada, sal, pimienta negra, un toque de comino molido, un toque de orégano, amasado y dejar un buen rato para que tome los gustitos.
Las ocho hamburguesas gordas que hice a la plancha, con el pan tostado por dentro, un toque de aceite de oliva y queso derretido, se entregaron sin resistencia bajo la sombrilla del patio, acompañadas con mostaza, ketchup muy, muy picante y algunas latas.
Txiki decía que le gustaban crudas, yo que el picante ayuda a la digestión y las mujeres deliraban: La reina del bulín, entre mordisco y mordisco, me pidió casamiento, y Lula se agarraba a la mesa porque levitaba bajo el efecto de su plato preferido.

Después de una tarde de modorra sin fin que pagó el trabajo, corrieron los alka-seltser y otras latas para compensar la casi indigestión.
Está claro, ni Mahoma te salva si te comés cuarto kilo de carne poco hecha, por más picada y halal que sea. Y otra cosa: me gustan las mujeres que disfrutan cuando comen.

jueves, 25 de marzo de 2010

Carlos y Carlos



Carlos y Carlos. Carlos Gardel, rey del tango y Carlos de Inglaterra, principe.

Uno es un caballero que se peinaba con jalea de membrillo. El otro ha desterrado de su cocina el ajo, porque no le va. A mí, un tipo que desprecia el ajo me parece sospechoso.

Hoy vi la foto en el diario, con ese gesto de perro viejo y aburrido y me dije que el pobre Carlos príncipe, debería olvidar los disfraces. Claro, no es el único que tiene que justificar la manduca, la mensualidad, y si hay que jugar al soldadito de plomo se juega.

Por la cara se ve que una trinchera no es su lugar favorito. Seguramente preferiría estar junto a una chimenea, como el rey Carlos, pero en la vida no se puede tener todo, y menos si no te gusta el ajo.


martes, 23 de marzo de 2010

El síndrome de Pinocho


Por estos días el Papa Benito se mandó una cartita condenando los abusos sexuales de los curas irlandeses y el encubrimiento practicado por los generales de su iglesia en la Verde Eirin. Lo leí y se me escapó: ¡Uffff!
Desde tiempos inmemoriales hay curas que se fifan a los pibes, monaguillos o escolares, que de los otros, los que atienden a viudas y solteras no voy a hablar porque esos hasta me caen bien.
El capo de los Legionarios de Cristo -y bue... ya se sabe cómo son los legionarios. Tanto desierto y tanta falta de minas, terminan beneficiándose al que tiene menos barba- no sólo tuvo varios hijos con varias mujeres, en la mejor tradición mexicana, sino que se culeó a indeterminado número de pibes, pero siguió siendo amigo del polaco llamado Juan Pablo II, que siempre se hizo el tonto, y ahora hasta capaz que le cuesta la santidad.
Los irlandeses, que son tan católicos como los polacos, o sea, no se puede ser más, se dividieron. Unos en contra porque esperaban más severidad. Otros a favor porque leen entre líneas -grave enfermedad- y piensan que su Papa sugiere que los pederastas se sometan a la justicia de la tierra, que la divina no te manda a la cárcel.
Yo escuché a un español bien mayor, que concurre a la iglesia todos los días, decir: esto siempre sucedió. Y quedarse lo más campante.
Entonces otra vez vuelvo con la milonga que toqué en otra vuelta: ¿Por qué mierda los católicos siguen tan callados y les parece tan normal que los degenerados con sotana y poder se cojan a los pibes?
Me dirán: en la Iglesia también hay buena gente, no se puede generalizar.
Yo digo: si en la banda de Ben Laden hay gente buena nadie los salvará de una condena por terrorismo. Si Lorenzo Manyaterra es un buen tipo, pero está en la camorra o en la mafia, nadie lo salvará de haberles hecho el juego.
Me cago en las buenas personas que, con su prestigio o su bondad, sirven para justificar una organización de funcionamiento mafioso como la iglesia católica.
Y que quede claro que los protestantes, y los otros, todos ellos, no me parecen mejores.
Remedando a algunos que me desean todas las desgracias pero me mandan abrazos:
Amigo Benito, a usted le está afectando el síndrome de Pinocho, pero no con la nariz, con las orejas. Cuidado, que va a terminar como Dumbo.