En pocas horas entra en máquina “La última caravana” en versión italiana, con el título algo cambiado. Un libro nuevo, para tal vez nuevos lectores, es siempre como si los Reyes Magos te dejaran algo lindo en los zapatos.
Y descubro, por lo que me dicen los editores, que los argentinos somos más italianos de lo que nos parece. Ellos están convencidos que esta novela podría suceder en Italia. Tanto que cierran el resumen de la contratapa con esta frase:
“Con affilata ironia, Raúl Argemí racconta una storia divertente y amara, che seppure ambientata in Argentina fa da specchio all´Italia e alla suo politica”.