Y seguimos poniéndonos al día para que los pocos que leen este blog sientan que también mueven el culo por el mundo.
Milán. 7 de mayo. “El día negro” VI Edizione. Factotum: Dante Liano, autor de Guatemala que hay que leer. Lugar: Universidad Católica. Integrantes de la mesa redonda “La pista española”: Juan Aparicio-Belmonte, Carles Quiles, el quía, y los dos Dantes –muy italiano- Dante Liano y Dante Barrientos Tecún, también guatemalteco y profesor en Francia.
Cuando íbamos hacia el gran salón de conferencias, Carles Quiles, novelista, catalán y periodista de policiales, dice:
-Estamos en la Universidad Católica ¿Acá no podemos decir me cago en la hostia, no?
Y tenía razón. En la pared a nuestras espaldas un Cristo crucificado de más de cinco metros velaba como la espada de Damocles. Como compensación el público eran cientos de mujeres no mayores de 25 años. En el estrado, la testosterona a full. De golpe nos volvimos hasta inteligentes.
Pero lo mejor fue al día siguiente. A escasos doscientos metros del hotel tenía Il Cenaculo de Davinci. Sí, “La última cena”.
Pagué los 6,50€ de rigor, y entré con 24 presumibles alemanes a gozar de los 15 minutos de visita.
Algo me quedó claro, más allá de “El Código Davinci”. La pintura es grande en todos los sentidos. Leonardo era un gran narrador, y los agrupamientos revelan discusiones y reclamos varios.
Eso sí, que no me vengan con que quien está a la derecha de Cristo es un apóstol. Es una mina, una mujer de acá al infinito. ¿Qué en total son 12? Y bueno, pongamos que Judas faltó a la cita porque tenía sus negocios. Pero a la derecha del “troesma” hay una mina.¿Qué quiso hacer Leonardo? Es un poco tarde para preguntárselo. Visto lo que he visto, me juego a que pintó el casorio de Cristo, tal vez con María Magdalena, ya que estamos, o alguna prima y, que, para no meterse en líos con la Gran Puta de Babilonia –léase Iglesia Católica- le cambió el título.
Milán. 7 de mayo. “El día negro” VI Edizione. Factotum: Dante Liano, autor de Guatemala que hay que leer. Lugar: Universidad Católica. Integrantes de la mesa redonda “La pista española”: Juan Aparicio-Belmonte, Carles Quiles, el quía, y los dos Dantes –muy italiano- Dante Liano y Dante Barrientos Tecún, también guatemalteco y profesor en Francia.
Cuando íbamos hacia el gran salón de conferencias, Carles Quiles, novelista, catalán y periodista de policiales, dice:
-Estamos en la Universidad Católica ¿Acá no podemos decir me cago en la hostia, no?
Y tenía razón. En la pared a nuestras espaldas un Cristo crucificado de más de cinco metros velaba como la espada de Damocles. Como compensación el público eran cientos de mujeres no mayores de 25 años. En el estrado, la testosterona a full. De golpe nos volvimos hasta inteligentes.
Pero lo mejor fue al día siguiente. A escasos doscientos metros del hotel tenía Il Cenaculo de Davinci. Sí, “La última cena”.
Pagué los 6,50€ de rigor, y entré con 24 presumibles alemanes a gozar de los 15 minutos de visita.
Algo me quedó claro, más allá de “El Código Davinci”. La pintura es grande en todos los sentidos. Leonardo era un gran narrador, y los agrupamientos revelan discusiones y reclamos varios.
Eso sí, que no me vengan con que quien está a la derecha de Cristo es un apóstol. Es una mina, una mujer de acá al infinito. ¿Qué en total son 12? Y bueno, pongamos que Judas faltó a la cita porque tenía sus negocios. Pero a la derecha del “troesma” hay una mina.¿Qué quiso hacer Leonardo? Es un poco tarde para preguntárselo. Visto lo que he visto, me juego a que pintó el casorio de Cristo, tal vez con María Magdalena, ya que estamos, o alguna prima y, que, para no meterse en líos con la Gran Puta de Babilonia –léase Iglesia Católica- le cambió el título.