Corsarios. Es una palabra que muchos periodistas con analfabestismo funcional en el idioma de la plebe de Sandokán utilizan como sinónimo de pirata. ¿Sabrán que están calificando en lugar de definir?
Pirata: ladrón de los mares, que tanto roba a unos como a otros. (Puede ahorrarse cualquier comparación con otras profesiones.)
Corsario: marino que roba o “piratea” sólo a los enemigos del país que le otorga su bandera y patente de corso.
El derecho de corso contempla que el botín se divida, proporcionalmente, entre los armadores del buque, su tripulación y el país contratante. Argentina, como muchos otros países, recién nacidos o no, fundó sus armadas navales sobre la contratación de corsarios, y algunos inversores hicieron muy buen negocio.
Contradicción: para el país que da la bandera, el corsario es buena gente. Para el país corsariado, el tipo es un puto pirata que debería colgar del palo mayor. (También se puede colgar de un palo menor –mesana o trinquete, si cabe- pero ya no es lo mismo)
Sandokán, que iba contra el imperio por cuenta propia, era un pirata. Sir Francis Drake, que robaba para la corona, era un corsario.
Los somalíes que atracan a cualquiera que se ponga a tiro son piratas. Hoy queda mal visto que alguien les de patente de corso. Para eso está Black Water.
Pirata: ladrón de los mares, que tanto roba a unos como a otros. (Puede ahorrarse cualquier comparación con otras profesiones.)
Corsario: marino que roba o “piratea” sólo a los enemigos del país que le otorga su bandera y patente de corso.
El derecho de corso contempla que el botín se divida, proporcionalmente, entre los armadores del buque, su tripulación y el país contratante. Argentina, como muchos otros países, recién nacidos o no, fundó sus armadas navales sobre la contratación de corsarios, y algunos inversores hicieron muy buen negocio.
Contradicción: para el país que da la bandera, el corsario es buena gente. Para el país corsariado, el tipo es un puto pirata que debería colgar del palo mayor. (También se puede colgar de un palo menor –mesana o trinquete, si cabe- pero ya no es lo mismo)
Sandokán, que iba contra el imperio por cuenta propia, era un pirata. Sir Francis Drake, que robaba para la corona, era un corsario.
Los somalíes que atracan a cualquiera que se ponga a tiro son piratas. Hoy queda mal visto que alguien les de patente de corso. Para eso está Black Water.