miércoles, 28 de mayo de 2008

Todos por el Nóbel





Las Abuelas de Plaza de Mayo han sido propuestas para el Nóbel. Está muy claro que no necesitan ese reconocimiento, que compartirían con el genocida Kissinger, también Nóbel de la Paz. Sabemos que ese premio, como el español "Principe Larguirucho", es pura política comercial, otro poco de mierda al uso.
Pero, las Abuelas, creo que han demostrado siempre que no desperdician ninguna oportunidad que sirva para su lucha por la recuperación de los pibes robados y sus padres desaparecidos. ¿Vamos a ser más papistas que el Papa?
Además, me muero de ganas de verlas ahí, diciendo un par de verdades como los puños de Casius Clay, a una banda de mamarrachos con corbata.
Yo no me privo, desde ahora cacho el bombo y me sumo a todas las listas de firmas que pueda. Acá tienen su oportunidad:
nobelabuelas@gmail.com - incluir DNI.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamento informar a quienes corresponda que la Argentina no está hoy esperando el Nobel para Abuelas.
La llamada “crisis del campo” puso al desnudo las contradicciones de un sistema que nunca se recuperó de la crisis de representación política que estalló en 2001. La identificación de Estela de Carloto y Hebe de Bonafini con el gobierno de Kirchner las ha desgastado ante la siempre volátil e influenciable opinión pública nacional. Si hasta el “progresismo” de “El País” de España se ensaña en descalificar al gobierno, sin poner en la balanza factores como la lucha por la redistribución del extraordinario ingreso de los últimos años, ni el papel que en su momento jugó el oportunismo del capitalismo español, a la hora de la liquidación de nuestras empresas públicas.
Acusaciones de corrupción y de favoritismo en el otorgamiento de fondos a nuestras queridas Abuelas y Madres empezaron a dividir a lo que alguna vez conocimos como el campo popular. La degradación ideológica de una izquierda que como nunca va al garete, hace que se los vea más alineados con los reclamos de los sectores ruralistas que con la defensa de las organizaciones y la exigencia de castigo a los culpables del terrorismo de estado.
La derecha nunca ha sido boluda y hoy se apresta a un nuevo zarpazo, pero antes trabaja en el desgaste de un gobierno cerrado en sí mismo, notoriamente autoritario y autorreferente, cuya acumulación de poder –aplaudida en su momento por esa derecha siempre recelosa del vacío- hoy se le licua entre las manos.
Creo humildemente que, más que una campaña por el Nobel o paralelamente a ella y aprovechando su difusión, habría que llamar la atención internacional sobre la puesta en marcha de un plan de desestabilización institucional que amenaza con desconocer el resultado de las últimas elecciones democráticas de hace apenas seis meses.
En Córdoba se está juzgando al principal responsable de la represión genocida en esta provincia, el entonces general Benjamín Menéndez, titular del Tercer Cuerpo de Ejército, bajo cuyo mando desaparecieron unos tres mil compañeros y compañeros. Es la primera vez que se juzga a un genocida en la provincia que fue sede del Cordobazo. En el marco de una ofensiva de la derecha, hasta ese proceso corre peligro de no llegar a concluirse, si la democracia es nuevamente atacada.
Desde mi remoto rincón de Calamuchita, donde mi impericia y mi precaria conexión a internet me impide chatear, armar blogs y ver la cara de los amigos lejanos, pido humildemente que se difunda esta emergencia en la que estamos inmersos. No defiendo explícitamente al gobierno, no me interesa si gana o pierde las próximas elecciones parlamentarias en 2009. Pero quiero votar en ellas para ser uno más de los que con su voto decidan la continuidad de un proceso institucional democrático que costó la vida de treinta mil luchadores por la patria de los que laburan, no la de los que se envuelven en banderas argentinas para exigir que no se afecten sus privilegios de explotadores.

G. Orsi

Anónimo dijo...

Este artículo, escrito pocos días después del “cacerolazo de teflón” –tras el primer discurso de Cristina Fernández de Kirchner-, “La Voz del Interior”, prensa dominante en Córdoba, le fue rechazado al periodista Enrique Lacolla, quien fue despedido del diario –perteneciente al Grupo Clarín-.
G.

La sedición del “campo”

Por ENRIQUE LACOLLA

La insurrección sojera revela la necesidad de contar con una política de desarrollo integral para el país.

La rebelión de un sector del campo contra el grueso de la sociedad, puesta de manifiesto por las concentraciones de esta semana, es expresiva de un viejo problema argentino: la irreductible hostilidad de la clase alta a toda redistribución del ingreso que remotamente afecte sus bolsillos, y a la inconsciencia y el seguidismo de un buen sector del medio pelo porteño y de los productores rurales medianos, incapaces de diferenciar sus intereses de los de la Sociedad Rural y atentos sobre todo a los réditos que deducen de unas explotaciones que representan una escasa o nula inversión tecnológica y que, amén de no concentrar mano de obra, suponen un grave peligro ecológico que, si no es atendido con cuidado a través de la necesaria rotación de los cultivos, arriesga destruir la feracidad de nuestro suelo.
El papel de estos sectores es servir de ariete seudo popular para exteriorizar una protesta que, en el fondo, deviene del modelo sistémico impuesto por el neoliberalismo, que a partir de 1976 barrió con la mitad de los productores agropecuarios, permitiendo la recuperación, por la oligarquía y las transnacionales, de inmensas cantidades de terrenos, que antes habían sido un modelo de producción de alimentos, “para reemplazarlos por un modelo factoría productor de forrajes baratos para la exportación”, como expresa la declaración del Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero. Que este “detalle” no haya sido asimilado por los productores de la Federación Agraria dice mucho de la miopía a que induce la ignorancia de la historia.
No voy a solidarizarme a pleno con el gobierno, que ha dejado tantos frentes abiertos por su inhabilidad para atender a los reclamos de los pequeños productores y por su actitud de dejar hacer ante la exteriorización de las protestas ilegales que comenzaron con los cortes de ruta protagonizados por los piqueteros “paquetes” de Gualeguaychú; pero el aumento parcial de las retenciones es parte de un intento –positivo– para desalentar el monocultivo de la soja transgénica forrajera.
Ambigüedad
El problema reside, sin embargo, en la ambigüedad de la política estatal, que no termina de romper con el modelo neoliberal que asignó a la Argentina un papel de proveedor de alimentos de baja calidad explotados por los lobbies transnacionales y terratenientes. Esa política no se determina a transferir parte de la riqueza generada por ese diseño productivo primario a la construcción de un país integrado y basado en la tecnificación y diversificación del campo y en la recreación y potenciación de la industria nacional, la única que puede terminar con el desempleo y poner al país en un pie de igualdad tecnológica con los países desarrollados del mundo.
Es difícil que una actitud semejante sea asumida por el gobierno, sin embargo, debido a una ambivalencia ética que le permite hacer coincidir, por ejemplo, la entrega de los yacimientos de la cuenca del Golfo de San Jorge, en Santa Cruz, con un discurso nacionalista que nunca termina de encarnarse en actos y en programas que pongan las cosas en claro; que diseñe un proyecto nacional y que designe a los enemigos de este.
Sin embargo, creo que en este momento es importante recalcar que, pese a sus defectos, el gobierno de Cristina Fernández está consagrado por una abrumadora mayoría electoral, que se configura como la única autoridad nacional legítima y que el Estado debe hacerse respetar frente a las fuerzas que, de una u otra manera, han encarnado el proyecto neoliberal repudiado por la masa del país. La cabeza política más visible de la oposición parece estar dispuesta sin embargo a recabar el apoyo de los más distinguidos personeros de ese proyecto. Resulta chocante, en efecto, que Elisa Carrió, autoerigida en arquetipo de la autoridad moral en el país, pueda asociarse a nombres como los de Mauricio Macri y Ricardo López Murphy, expresivos de ese modelo, y suscite además las simpatías del menemismo y el cavallismo...
Estamos en presencia de un intento de desestabilizar la situación política que puede estar dirigido, inclusive, al derrocamiento del gobierno. Muchos de los participantes de la manifestación nocturna del martes pasado, hasta cierto punto orquestada por la televisión privada, deben haber pensado en reeditar la pueblada del 19 de diciembre de 2001. No toman en cuenta, sin embargo, que por entonces se estaba en un país envuelto en una auténtica crisis, mientras que hoy esta es artificial y determinada por un lock out patronal derivado del apetito por una mayor apropiación de las ganancias. La diferencia es esencial y pone un límite a la protesta. Esta sólo podrá prosperar si el gobierno nacional depone sus responsabilidades y no articula una respuesta. Es hora de que la encuentre.

Anónimo dijo...

Muevan los deditos...
G.


Gracias por el apoyo. Su adhesión resulta de suma importancia para que se reconozca la incansable labor de las Abuelas de Plaza de Mayo en pos de la vigencia del derecho a la identidad.
A través de esta postulación, queremos agradecer a las Abuelas el ejemplo de lucha, y respaldar la perdurabilidad de sus conquistas en el plano de los derechos del niño a nivel nacional e internacional.
Sigamos apoyándolas a través de esta campaña de adhesión difundiendo la dirección de mail nobelabuelas@gmail.com.

Se adjunta carta de postulación de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo ante el Comité Noruego del Nóbel, presentada por el senador Daniel Filmus.

Al
COMITÉ NÓBEL NORUEGO
Tengo el agrado de dirigirme a Uds. con el fin de postular a la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo al Premio Nóbel de la Paz.
Abuelas de Plaza de Mayo es una organización no-gubernamental de Derechos Humanos con una historia de treinta años de lucha y trabajo en defensa y promoción de los derechos humanos. Desde 1977, su finalidad es localizar y restituir a sus legítimas familias todos los niños secuestrados, desaparecidos por la represión política que tuvo lugar en la República Argentina durante la última dictadura militar, y crear las condiciones para que nunca más se repita tan terrible violación de los derechos de los niños, exigiendo castigo a todos los responsables.
El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas usurparon el gobierno constitucional en la República Argentina por medio de un golpe de estado. Desde ese momento, el régimen militar llevó adelante una política de terror. La "desaparición", forma predominante a través de la cual ejerció la represión política, afectó a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales que fueron sometidas a la privación de su libertad y a la tortura, y entre ellas a centenares de criaturas secuestradas con sus padres o nacidas en los centros clandestinos de detención a donde fueron conducidas las jóvenes embarazadas.
La cantidad de secuestros de niños y de jóvenes embarazadas, el funcionamiento de maternidades clandestinas, la existencia de listas de familias de militares en "espera" de un nacimiento en esos centros clandestinos y las declaraciones de los mismos militares demuestran la existencia de un plan preconcebido no sólo de secuestro de adultos sino también un plan sistemático de apropiación de niños.
Los niños robados como "botín de guerra" fueron inscriptos como hijos propios por los miembros de las fuerzas de represión, dejados en cualquier lugar, vendidos o abandonados en institutos como seres sin nombre N.N. De esa manera los hicieron desaparecer al anular su identidad, privándolos de vivir con su legítima familia, de todos sus derechos y de su libertad.
Nada ni nadie detuvo a las Abuelas de Plaza de mayo para buscar a los hijos de sus hijos. Tareas detectivescas se alternaban con diarias visitas a los Juzgados de Menores, Orfelinatos, “Casa Cuna”, a la vez que investigaban las adopciones de la época. También recibían -y siguen recibiendo- las denuncias que el pueblo argentino les hace llegar, como una manera de colaborar en la tarea de ubicación de los pequeños. Este es el resultado de su tarea de concientización de la comunidad.
Hay alrededor de trescientas denuncias documentadas en Abuelas de Plaza de Mayo, pero se estima en cerca de quinientos la cifra real de niños apropiados. A la fecha ya se han resuelto 88 casos.
La trayectoria de las Abuelas da cuenta de una lucha ligada al futuro, que tiene que ver con la esperanza –del reencuentro con los nietos–, y con una tarea que no termina en ellas mismas, sino que continúa mucho más allá de lo que ellas puedan hacer y compromete a toda la sociedad. El Derecho a la Identidad es un derecho básico y fundamental, tan importante como el derecho a la vida y el derecho a la libertad. Una persona no es libre ni puede desarrollar un proyecto de vida si no conoce su origen.
La dura pero fecunda experiencia de las Abuelas hoy está al servicio de la sociedad para evitar que la violación del derecho a la Identidad se repita, porque a partir de la desaparición de menores por razones políticas, y de ver el sufrimiento de esos niños, que son criados en la mentira, y que después, tal vez, a los diez, veinte, y ahora treinta años, se enteran de que su origen biológico fue otro; y al observar el sufrimiento y lo dificultoso que es procesar toda esa información, las Abuelas elaboraron nuevas herramientas para que el Estado garantice la Identidad de las personas. Trátese, por ejemplo, de lo que es la Ley de Identificación del Recién Nacido, el control de las amnistías en la documentación de la población y cualquier tipo de inscripciones extrajudiciales, incluyendo las adopciones por cesión directa.
En el plano internacional, el aporte de Abuelas a la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y el Adolescente, con la incorporación de tres artículos (7º, 8º y 11º) que garantizan el Derecho a la Identidad es un logro muy importante. Además ratifica que los derechos humanos se construyen, que no están fijados en un momento dado y que quedan para siempre en la memoria, como resultado de la lucha y de la acción de los ciudadanos en determinados procesos históricos.
Las Abuelas demostraron que desde el dolor y desde el horror se puede reconstruir, y además se puede dejar un legado por la paz y la justicia a la sociedad, tanto para la Argentina como para la comunidad internacional.
Adjunto el formulario de nominación y un resumen de algunos de los frutos más destacados que cosechó “Abuelas” en su lucha y trabajo ejemplar.
Los saludo muy cordialmente,




Lic. Daniel Filmus
Senador Nacional