miércoles, 24 de junio de 2009

Ellos, los tres


Nadie dijo que vivir sea fácil, pero tampoco hay un cartelito al comienzo del camino que advierta que es muy difícil, y casi siempre teñido de injusticia.
Yo, tengo que admitirlo de una puta vez, no he terminado de cruzar los infiernos y dudo de que alguna vez lo consiga. Supongo que a todos nos pasa lo mismo, o no. Feliz de aquel que no.
Cada paso que he dado me pesa como de plomo derretido, pero… a veces la vida es generosa y nos encontramos con un premio que nos cuesta festejar, porque las pérdidas han sido muchas.
No creo en la virtud de los arrepentimientos porque no cambian la historia. Quiero suponer que, a veces, tal vez porque alguien en alguna parte del mundo de los muertos nos quiere, en medio del naufragio nos tira una soguita, y es de hijos de puta mal nacidos no agarrarla.
Ellos, los tres, me dicen que quererlos y desangrarme por ellos es lo único que vale. Por sus sonrisas, por sus enojos, porque son una apuesta por la vida.
Tal vez esta confesión sea hija de los tres o cuatro pacharán que me he mandado al buche esta noche. Tal vez. En todo caso, ellos, los tres, son la gente que más quiero en el mundo.
Boludeces, sí, que sobrio no volveré a repetir.
Un premio que de ninguna manera he merecido, pero están allí; para quererlos, inocentes de todos los infiernos.