sábado, 5 de julio de 2008

Y llegaron ellos,los de siempre


Llegaron al barrio y lo rodearon. La gente fue obligada a salir de sus casas con los documentos de identidad en la mano. Los juntaron en una plaza, y los guardias verificaron la identidad uno por uno. Hombres y mujeres.
Algunos, sospechosos, pero no lo suficiente, fueron citados para el día siguiente. Otros fueron subidos a furgones y llevados a campos de internamiento.
No era Alemania Tercer Reich, era Murcia. Cacería oficial de inmigrantes sin papeles. Los mismos que cada mañana parten hacia el campo para cosechar, barato, lo que los aborígenes no cosechan, por mal pagado. Las mismas que cada día acompañaban, lavan y dan de comer, en la boca, a centenares de mujeres ancianas que su familia no quiere tener en casa.
Lo curioso, para los internados –con un estado legal tan difuso como el de Guantánamo, solo que sin malos tratos- es que no tener papeles es solo una falta administrativa menor. Nadie puede ir a la cárcel por eso, solo a un campo de internamiento, rodeado por policías, de dónde no se puede salir.
Al final, vamos a tener que admitir lo que empezamos a sospechar cuando Israel comenzó tratar como judíos a los palestinos: los nazis ganaron la guerra.