Carlos y Carlos. Carlos Gardel, rey del tango y Carlos de Inglaterra, principe.
Uno es un caballero que se peinaba con jalea de membrillo. El otro ha desterrado de su cocina el ajo, porque no le va. A mí, un tipo que desprecia el ajo me parece sospechoso.
Hoy vi la foto en el diario, con ese gesto de perro viejo y aburrido y me dije que el pobre Carlos príncipe, debería olvidar los disfraces. Claro, no es el único que tiene que justificar la manduca, la mensualidad, y si hay que jugar al soldadito de plomo se juega.
Por la cara se ve que una trinchera no es su lugar favorito. Seguramente preferiría estar junto a una chimenea, como el rey Carlos, pero en la vida no se puede tener todo, y menos si no te gusta el ajo.
2 comentarios:
Parece más el baño que una trinchera, le sacaron la foto en la BBC y, por la trucha, el tipo parece estar tomando conciencia de que, a este paso, va a palmar sin haberse recibido de rey. Qué bajón, la realeza.
K.K.
Qué feas son las comparaciones...¡
Por cierto, en mis estanterías reposan tres de sus novelas; "Patagonia Chu Chu","Siempre la misma música" y "Retrato de familia con muerto". Recuerdo las dos últimas con especial regocijo.
Un saludo, Maestro
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