No lo entiendo.
Tal vez por eso me pone la defensiva.
¿Me da miedo?
En el más condescendiente de los casos me asalta un golpe de vergüenza ajena.
En el menos, me digo que un día vendrán por mí, o por cualquier otro, para realizarse como bestias medievales, en el fuego de la pira, en los miembros descuartizados.
Y me dicen que no. Que sólo es tradición, fustigarse, esconder sus vergüenzas, disfrazarse como en un carnaval carioca con la misma cantidad de alcohol, pero menos sexo.
Tal vez. Tal vez sea que los españoles para ser creyentes necesitan ser ritualistas, como los primitivos del África negra. Que para los españoles, en su cristianismo politeísta con tres dioses a la cabeza y una infinidad de vírgenes compitiendo entre sí, a pura esquizofrenia, lo que importa es el ritual, la fiesta; porque fuera del ritual no hay nada.
Vaya… como los hinchas de fútbol en Argentina. Rituales de domingo con partido, o de Semana Santa, qué más da.
Sí da… los rituales avalados por la superstición oficial están bien vistos. Al menos aquí, donde abundan las cofradías, los costaleros, los amantes de esconder la cara en esos días.
Tal vez por eso me pone la defensiva.
¿Me da miedo?
En el más condescendiente de los casos me asalta un golpe de vergüenza ajena.
En el menos, me digo que un día vendrán por mí, o por cualquier otro, para realizarse como bestias medievales, en el fuego de la pira, en los miembros descuartizados.
Y me dicen que no. Que sólo es tradición, fustigarse, esconder sus vergüenzas, disfrazarse como en un carnaval carioca con la misma cantidad de alcohol, pero menos sexo.
Tal vez. Tal vez sea que los españoles para ser creyentes necesitan ser ritualistas, como los primitivos del África negra. Que para los españoles, en su cristianismo politeísta con tres dioses a la cabeza y una infinidad de vírgenes compitiendo entre sí, a pura esquizofrenia, lo que importa es el ritual, la fiesta; porque fuera del ritual no hay nada.
Vaya… como los hinchas de fútbol en Argentina. Rituales de domingo con partido, o de Semana Santa, qué más da.
Sí da… los rituales avalados por la superstición oficial están bien vistos. Al menos aquí, donde abundan las cofradías, los costaleros, los amantes de esconder la cara en esos días.
Y una pregunta con mala, muy mala leche: ¿A dónde se lleva el niño el encapuchado de la estatua, y para qué?
1 comentario:
Querido
lamentablemente, lo del dios uno y trino y las vírgenes multiplicadas no es sólo cosa de los españoles. Lo que pasa es que usted tiene con ellos una espinita mal clavada. Y no precisamente espinita de corona.
C.
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