viernes, 3 de octubre de 2008

Mercado de reliquias


Nos asombra que se haya construido una catedral en torno a los restos y riquezas de los Tres Reyes Magos cuando todo fue un asunto de márqueting, primitivo, pero márqueting (con la “g” que prohíbe la REA, perdón la RAE).
Hubo un tiempo en que se compraban, heredaban o robaban los altos puestos de la Iglesia Católica y cada obispo, abate o lo que fuera, montaba su quiosquito. Muchos descreídos, que los hay también no ateos, llaman a ese tiempo “de invención de las reliquias”.
Es comprensible. ¿Quién apostaría su alma y sus dineros en una iglesia sin garantía de santo a la vista? Y, si hay mercado, hay mercancía.
Así, por ejemplo, se han venerado por lo menos 15 prepucios de Cristo. Flaco que, de haber existido, cosa de la que no hay pruebas, se podía decir que tenía “muchos huevos”, pero nadie afirma que tuviera más de un pene.
Así también se adoraron cráneos de Cristo cuando era adulto y cuando era el Niño Jesús, o sea… que tenía cabezas de recambio.
Con las astillas pertenecientes a la cruz de Cristo se podría hacer un puente de madera para cruzar el Mediterráneo, y con los brazos, sangre, u otros miembros incorruptos de santos y santas se juntó y se junta más de una limosna.
Tal vez sea que los humanos creemos más en los fetiches que en la razón. Y estoy pensando en los juegos de escondidas con el cadáver de Eva Perón, el robo de las manos del mismo Perón, o los combates que rodearon la decisión de dónde se enterraban “definitivamente” los restos de ambos.
Lo real es que con la fe no se puede. No admite pruebas en contrario, y rechaza por ineficaces a aquellos que intentan desmontar creencias.
Por ejemplo los libros: “Por qué no podemos ser cristianos, y mucho menos católicos” de Piergiorgio Odifredi, o “La puta de Babilonia”, de Fernando Vallejo. El primero en plan más o menos distante, el segundo con un ataque desbocado e insultante.
Los dos vienen a confirmar que escribir o leer estos textos necesita de un a priori: la bronca contra la Iglesia y la negación de los mitos que propala. Con lo que demuestran su inocuidad. Convencer al ya convencido es innecesario, y a los otros, los que tienen fé, no los convence nadie, porque tampoco leerán estos libros.
Con la fé no se puede, y por eso la Iglesia no pide hogueras para esos libros o similares.
En fin, que como dijo un pragmático que anda por ahí: No creo en Dios, pero sí creo en la Iglesia, su poder no necesita de pruebas, con o sin reliquias.

8 comentarios:

Manuel Baldomero dijo...

Raúl, seguís empeñado en enfurecer a Horacio Palma. ¿No sabés acaso que subvertís todos los "valores" que rigen la vida de ignoto "periodista"?: fuiste uno de esos "subversivos" a los que él tanto aborrece, sos escritor y este tipo desprecia todo aquello que esté ligado con la intelectualidad, ahora hacés comentarios sobre la Santa Iglesia Católica, te falta ser divorciado nomás!!!.

Manuel Baldomero dijo...

Raúl, seguís empeñado en enfurecer a Horacio Palma. ¿No sabés acaso que subvertís todos los "valores" que rigen la vida de ignoto "periodista"?: fuiste uno de esos "subversivos" a los que él tanto aborrece, sos escritor y este tipo desprecia todo aquello que esté ligado con la intelectualidad, ahora hacés comentarios sobre la Santa Iglesia Católica, te falta ser divorciado nomás!!!.

Anónimo dijo...

De muchos cumpas desaparecidos no se encontraron ni los huesos. Y sin embargo creemos en ellos, no son reliquias ni santos, son y serán revolucionarios.
Está claro, además, que para Dios no existimos, que somos sus alucinaciones, su vaga y torpe idea de lo imperfecto.
Y por si fuera poco, el hijo de Maradona es de Ríver.

K.K.

Horacio Ricardo Palma dijo...

Una "iglesia" que conozco, al sur del culo del mundo,venera desde hace más de 30 años, "30.000 santos". Con la fe no se puede. Todas las religiones necesitan de "santos" inexistentes.
Ésta, al sur del culo del mundo, cada 22 de agosto y cada 24 de marzo, consagra sus "santos" inexistentes, en el Ara pestilente de la ponzoña...
Abrazo

Manuel Baldomero dijo...

Palma, o el facho paradigmático.
Las tiene todas: NaSSionalista, chupacirios, homofóbico, castrense, gorila, cortito de ideas, indigente intelectual, chatito de imaginación, buen vecino, cumplidor socio del club, ciudadana impositivament correcto...en definitiva: "el señor Galíndez".

Anónimo dijo...

La segunda vez que me desnudé ante Argemí se trataba de una ofrenda. Había algo de sagrado, no sé, una celebración eucarística de la carne, ¿no?

Anónimo dijo...

La verdad es que han juntado (virtualmente) todas las astillas de cruz de Cristo que hay por ahí y ni siquiera han llegado a reconstruír una sola. Yo también creí que se podría hacer un bosque. Pero no. A veces la realidad se obstina en no ser sarcástica.

Los Galvanes dijo...

Raúl, lo lamento, pero no coincido con vos. Alguna vez tenía que ser. Estoy convencido de que si el actual papa pudiese actuar sin considerar las consecuencias políticas, quemaría algunos judíos en la explanada de pedrito, por la simple razón de que un libro escrito por alrededor de cuatro tipos, dice que los judíos de hace dos mil años pidieron la muerte de Jesús. Y que si el papa estimulara la hoguera antisemita, habría cientos de miles de buenos católicos apostólicos y romanos, a quienes se sumarían parvas de fieles de otras sectas similares, que aplaudirían y se mandarían una "noche de los cristales" a nivel planetario. La fe, también tiene eso: si el jefe mata, en consecuencia matar está permitido y bien visto. Y este jefe vaticano, debe soñar con esas fogatas. Abrazo Raúl. flaco galván