Gafolito del Duraznero tiene una pasión secreta, escribe “teatro social”. En este blog hemos decidido, por unanimidad de uno, dar a conocer su obra. Al menos lo que no es prohibido para personas sensibles. Lo que sigue es una pieza corta que el tipo escribió, por pedido, para un espectáculo feminista. Por razones que serán obvias, no llegó a la escena. Se titula:
DELICIAS CONYUGALES DE LOS HUMANOS,
DELICIAS CONYUGALES DE LOS HUMANOS,
O LOS HÉROES NO SIRVEN PARA UNA MIERDA
DÍA. SALA DE UN PISO DE CLASE MEDIA DE BAJOS RECURSOS. EN EL CENTRO DE LA SALA HAY UN SOFÁ. EN EL SOFÁ DUERME UN HOMBRE TAPADO CON UNA MANTA. LE VEMOS SOLO LA NUCA.
EN ALGÚN LUGAR DE LA CASA, SEGURAMENTE EL DORMITORIO, SUENA UN DESPERTADOR INSISTENTEMENTE Y EL HOMBRE, MOLESTO, SE TAPA LA CABEZA.
ALGUIEN LO APAGA Y, TRAS UN MOMENTO, ENTRA A LA SALA UNA MUJER CERRÁNDOSE EL CINTURÓN DEL SALTO DE CAMA.
ES UNA MUJER DE TREINTA Y ALGO, QUE CRUZA DE DERECHA A IZQUIERDA CON CARA DE MUY MAL DORMIDA.
Mujer: (Se detiene al rebasar al hombre y dice con voz empastada por el sueño) A ver si te levantás alguna vez. El día no es para dormir...
(Desaparece por izquierda y se oyen ruidos de cocina) (La mujer retorna a escena bebiendo una taza de café) (Da unos pocos pasos y se detiene a mirar al hombre acostado, mientras va cargando rabia) (El hombre, hasta el final, reaccionará ante lo que diga la mujer cambiando de posición, sin mirarla, la cara vuelta hacia el respaldo del sofá)
Mujer: (Furiosa) ¡Te vas a levantar, de una puta vez!
(Silencio) (Pausa)
¡Vago! No sos más que un vago... ni dormir en el sofá te hace entrar en razones a vos...
(Caminando rápido, con movimientos violentos, abre la ventana, busca dónde dejar la tacita del café, y termina por volver a la cocina)
(Pausa)
(La mujer retorna con una aspiradora que enchufa en algún lugar y pone en marcha con malevolencia.) (Empuja la aspiradora hasta el sofá y se dedica a pasarla por el piso sólo en esa zona. La aspiradora hace un ruido infernal. El hombre no reacciona.)
Mujer: (Gritando por sobre el ruido) ¿Estás muerto? ¡Dame una alegría en la vida y decime que estás muerto!
(El hombre acostado hace un movimiento, como para contradecirla, y ella choca varias veces la aspiradora contra el sofá.)
Mujer: ¡Perdón! Perdóneme su majestad, pero hoy no sé lo qué me pasa...
(De golpe la aspiradora deja de hacer ruido. Ella apela a los botones de puesta en marcha, pero el aparato no responde. Se pone furiosa, tironea del cable, empuja la aspiradora hasta el enchufe y lo revisa, vuelve a probar con los botones. Pero la aspiradora no anda.)
Mujer: (Verdaderamente desesperada) ¡Mierda, mierda, mierda! Otra cosa que no anda. Se rompió el televisor, el frigorífico sirve sólo para el invierno, nos cortaron el teléfono... Y vos, cómo si nada.
(Durante la escena que sigue, la mujer camina hacia uno y otro lado, se ve que tiene ganas de agredir al hombre acostado, pero se contiene, saca cigarrillos del bolsillo y fuma uno detrás de otro)
Mujer: ¡Claro...! El señor está para grandes cosas... Pagar la luz, el gas, el alquiler del piso, ¡comer! es de gente con poco vuelo. (Se señala con el dedo) ¡Para eso está la tarada! Me mato trabajando, y todo para nada.
¿Por qué no podemos ser como todo el mundo? Yo no digo que tengamos una limousine, pero un coche, económico, de segunda mano, para ir de picnic los domingos ¿por qué no? ¿Por qué no podemos tener un coche, como todos los vecinos? ¡Porque el señor no gana un puta moneda! ¡Por eso!
No, no, no... no me digas que no lo necesitamos, callate la boca que ya estoy hasta el moño de tonterías. Un coche no es solamente para ir de aquí para allá, entendés... un coche es algo más, es... ¡qué estoy haciendo! Si sos incapaz de entender lo que digo. (Grita) ¡Marciano! ¡Marciano, marciano, marciano...!
(Se deja caer sentada sobre uno de los brazos del sillón que está a los pies del hombre acostado) (Tiene un ataque de piedad por sí misma.)
Y yo que me casé con tanta ilusión... Había encontrado mi príncipe azul, el único que había en el mundo... ¿Todo para qué? Para no tener nada de lo que tienen mis amigas. ¡La gente normal! Una familia, una casa en la costa para las vacaciones, una hipoteca, un hombre que me haga caso... ¿Y qué conseguí? ¡Esto!
(Monta otra vez en cólera)
¡No tengo casa, no tengo vacaciones, no tengo televisor! ¡No soy nadie! ¡Ni marido tengo, porque el señor anda de aquí para allá como Don Quijote, arreglando el mundo!
¿Decime, pedazo de estúpido, vos nunca leés los diarios? El mundo no tiene arreglo, infeliz. Hay que dejar de hacer el gilipollas y pensar en uno. ¡En uno mismo, marciano!
¡Sí, eso es lo que sos! ¡Marciano, marciano, marciano!
Tanto sacrificio, tantos problemas con todo el mundo para casarme con vos, ¿y todo para qué? Para nada.
¡Si, sí, sí; para nada! Ni un gesto de cariño, ni un segundo en que te preocupes por mí. ¿Sabés cuando hace que no tengo un orgasmo con vos? ¡Mil años! ¡Diez mil años! ¡Ja! ¡El “hombre de la verga de acero”! ¡Ja! Pero si es como los conejos...
(Hace un significativo gesto de mete y saca con un dedo en el aire)
¡Chiki, chiki y ya está, a dormir! ¿Y yo? ¿Qué soy? ¿Una muñeca de goma? ¿Dónde aprendiste a hacer el amor? ¿Por correo?
¡Ya sé, ya sé! No me digas nada porque tus argumentos me los conozco de memoria. Que vos sos distinto, que tenés muchas preocupaciones por la humanidad, y que... que... ¡que la puta madre que me parió! ¡Yo soy humana! ¿Me entendés?
(Se acuclilla ganada por el llanto.)
Necesito un poco de cariño, que te preocupes un poco por mí... ¿Cuándo una caricia para que tenga un orgasmo como cualquiera? ¿Cuándo me vas a regalar algo bonito? Aunque no sea caro. Unos pendientes... un turno en la peluquería, que mirá cómo me tenés... un televisor que funcione para cuando estoy aburrida... Una aspiradora nueva...
(El tema de la aspiradora actúa como revulsivo y retorna a la rabia del principio. Retoma la caminata en torno al sofá.)
¡Una podrida aspiradora con dientes, para triturarte el culo! ¡Vago, más que vago! (Grita) ¡Fracasado! Eso es lo que sos: ¡Un fracasado!
(Afuera, en la ciudad, suena una sirena) (El hombre levanta la cabeza y, cuando vuelve a sonar la sirena, arroja la manta y se pone en pie. Es Superman, con su capa y todo lo demás.) (Superman trota hasta la ventana y se para en el marco, para volverse un instante con gesto de héroe.)
Superman: No me esperes para comer, quizás me retrase. ¡El deber me llama!
(Se lanza y sale volando)
Mujer: (Se deja caer en el sofá derrotada) ¡Madre! ¿Por qué tuve que casarme con Superman? ¡Por qué tuve que casarme con Superman!
TELÓN RAPIDO
DÍA. SALA DE UN PISO DE CLASE MEDIA DE BAJOS RECURSOS. EN EL CENTRO DE LA SALA HAY UN SOFÁ. EN EL SOFÁ DUERME UN HOMBRE TAPADO CON UNA MANTA. LE VEMOS SOLO LA NUCA.
EN ALGÚN LUGAR DE LA CASA, SEGURAMENTE EL DORMITORIO, SUENA UN DESPERTADOR INSISTENTEMENTE Y EL HOMBRE, MOLESTO, SE TAPA LA CABEZA.
ALGUIEN LO APAGA Y, TRAS UN MOMENTO, ENTRA A LA SALA UNA MUJER CERRÁNDOSE EL CINTURÓN DEL SALTO DE CAMA.
ES UNA MUJER DE TREINTA Y ALGO, QUE CRUZA DE DERECHA A IZQUIERDA CON CARA DE MUY MAL DORMIDA.
Mujer: (Se detiene al rebasar al hombre y dice con voz empastada por el sueño) A ver si te levantás alguna vez. El día no es para dormir...
(Desaparece por izquierda y se oyen ruidos de cocina) (La mujer retorna a escena bebiendo una taza de café) (Da unos pocos pasos y se detiene a mirar al hombre acostado, mientras va cargando rabia) (El hombre, hasta el final, reaccionará ante lo que diga la mujer cambiando de posición, sin mirarla, la cara vuelta hacia el respaldo del sofá)
Mujer: (Furiosa) ¡Te vas a levantar, de una puta vez!
(Silencio) (Pausa)
¡Vago! No sos más que un vago... ni dormir en el sofá te hace entrar en razones a vos...
(Caminando rápido, con movimientos violentos, abre la ventana, busca dónde dejar la tacita del café, y termina por volver a la cocina)
(Pausa)
(La mujer retorna con una aspiradora que enchufa en algún lugar y pone en marcha con malevolencia.) (Empuja la aspiradora hasta el sofá y se dedica a pasarla por el piso sólo en esa zona. La aspiradora hace un ruido infernal. El hombre no reacciona.)
Mujer: (Gritando por sobre el ruido) ¿Estás muerto? ¡Dame una alegría en la vida y decime que estás muerto!
(El hombre acostado hace un movimiento, como para contradecirla, y ella choca varias veces la aspiradora contra el sofá.)
Mujer: ¡Perdón! Perdóneme su majestad, pero hoy no sé lo qué me pasa...
(De golpe la aspiradora deja de hacer ruido. Ella apela a los botones de puesta en marcha, pero el aparato no responde. Se pone furiosa, tironea del cable, empuja la aspiradora hasta el enchufe y lo revisa, vuelve a probar con los botones. Pero la aspiradora no anda.)
Mujer: (Verdaderamente desesperada) ¡Mierda, mierda, mierda! Otra cosa que no anda. Se rompió el televisor, el frigorífico sirve sólo para el invierno, nos cortaron el teléfono... Y vos, cómo si nada.
(Durante la escena que sigue, la mujer camina hacia uno y otro lado, se ve que tiene ganas de agredir al hombre acostado, pero se contiene, saca cigarrillos del bolsillo y fuma uno detrás de otro)
Mujer: ¡Claro...! El señor está para grandes cosas... Pagar la luz, el gas, el alquiler del piso, ¡comer! es de gente con poco vuelo. (Se señala con el dedo) ¡Para eso está la tarada! Me mato trabajando, y todo para nada.
¿Por qué no podemos ser como todo el mundo? Yo no digo que tengamos una limousine, pero un coche, económico, de segunda mano, para ir de picnic los domingos ¿por qué no? ¿Por qué no podemos tener un coche, como todos los vecinos? ¡Porque el señor no gana un puta moneda! ¡Por eso!
No, no, no... no me digas que no lo necesitamos, callate la boca que ya estoy hasta el moño de tonterías. Un coche no es solamente para ir de aquí para allá, entendés... un coche es algo más, es... ¡qué estoy haciendo! Si sos incapaz de entender lo que digo. (Grita) ¡Marciano! ¡Marciano, marciano, marciano...!
(Se deja caer sentada sobre uno de los brazos del sillón que está a los pies del hombre acostado) (Tiene un ataque de piedad por sí misma.)
Y yo que me casé con tanta ilusión... Había encontrado mi príncipe azul, el único que había en el mundo... ¿Todo para qué? Para no tener nada de lo que tienen mis amigas. ¡La gente normal! Una familia, una casa en la costa para las vacaciones, una hipoteca, un hombre que me haga caso... ¿Y qué conseguí? ¡Esto!
(Monta otra vez en cólera)
¡No tengo casa, no tengo vacaciones, no tengo televisor! ¡No soy nadie! ¡Ni marido tengo, porque el señor anda de aquí para allá como Don Quijote, arreglando el mundo!
¿Decime, pedazo de estúpido, vos nunca leés los diarios? El mundo no tiene arreglo, infeliz. Hay que dejar de hacer el gilipollas y pensar en uno. ¡En uno mismo, marciano!
¡Sí, eso es lo que sos! ¡Marciano, marciano, marciano!
Tanto sacrificio, tantos problemas con todo el mundo para casarme con vos, ¿y todo para qué? Para nada.
¡Si, sí, sí; para nada! Ni un gesto de cariño, ni un segundo en que te preocupes por mí. ¿Sabés cuando hace que no tengo un orgasmo con vos? ¡Mil años! ¡Diez mil años! ¡Ja! ¡El “hombre de la verga de acero”! ¡Ja! Pero si es como los conejos...
(Hace un significativo gesto de mete y saca con un dedo en el aire)
¡Chiki, chiki y ya está, a dormir! ¿Y yo? ¿Qué soy? ¿Una muñeca de goma? ¿Dónde aprendiste a hacer el amor? ¿Por correo?
¡Ya sé, ya sé! No me digas nada porque tus argumentos me los conozco de memoria. Que vos sos distinto, que tenés muchas preocupaciones por la humanidad, y que... que... ¡que la puta madre que me parió! ¡Yo soy humana! ¿Me entendés?
(Se acuclilla ganada por el llanto.)
Necesito un poco de cariño, que te preocupes un poco por mí... ¿Cuándo una caricia para que tenga un orgasmo como cualquiera? ¿Cuándo me vas a regalar algo bonito? Aunque no sea caro. Unos pendientes... un turno en la peluquería, que mirá cómo me tenés... un televisor que funcione para cuando estoy aburrida... Una aspiradora nueva...
(El tema de la aspiradora actúa como revulsivo y retorna a la rabia del principio. Retoma la caminata en torno al sofá.)
¡Una podrida aspiradora con dientes, para triturarte el culo! ¡Vago, más que vago! (Grita) ¡Fracasado! Eso es lo que sos: ¡Un fracasado!
(Afuera, en la ciudad, suena una sirena) (El hombre levanta la cabeza y, cuando vuelve a sonar la sirena, arroja la manta y se pone en pie. Es Superman, con su capa y todo lo demás.) (Superman trota hasta la ventana y se para en el marco, para volverse un instante con gesto de héroe.)
Superman: No me esperes para comer, quizás me retrase. ¡El deber me llama!
(Se lanza y sale volando)
Mujer: (Se deja caer en el sofá derrotada) ¡Madre! ¿Por qué tuve que casarme con Superman? ¡Por qué tuve que casarme con Superman!
TELÓN RAPIDO
3 comentarios:
Eh, Argemí, muy bueno! Imagino que lo pones con la letra tan pequeña para que se nos contagie el dolor de cabeza de la protagonista.
¿Viene después el de superwoman?
Seguro que el tío está en cama porque la bruja le enchufa supositorios de criptonita. Y cada vez que sale con la pretensión de echarse un vuelo, se rompe la crisma.
A quejarse a la Luisa Lane. Rodolfo
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